Diariamente escuchamos la absurda cantinela de que hombres y mujeres somos iguales... Esto, definitivamente, ¡no es así! Lo que tenemos en común hombres y mujeres es, básicamente, ser miembros de la raza humana; por lo demás, no somos iguales, ¡somos complementarios!
Viendo el cuerpo de la mujer y del hombre, las diferencias son abismales, desde los huesos que en el hombre son más porosos, más gruesos, más resistentes; en la piel, el PH es distinto, la textura misma, por lo tanto, es distinta; los vasos linfáticos y sanguíneos son de mayor calibre en la mujer; el sistema nervioso posee más polisensores (que registran sensaciones y placer) en la mujer, y muchos más nociperceptores (que registran dolor) en el hombre; el sistema inmunológico de la mujer es mucho más fuerte que el del hombre, con lo cual tiene mayor resistencia y hasta inmunidad a determinadas enfermedades; el aparato sensorial de la mujer es mucho más fino, más agudo que el del hombre con lo cual una mujer puede sentir más, discernir más colores, más sonidos, más olores... y así podríamos continuar, sistema por sistema, función por función, parte por parte del cuerpo. Hay una diferencia radical entre hombre y mujer.
En el mismo cerebro hay una diferencia muy marcada, y aquí está uno de los puntos más críticos.
Visualicemos las dos mitades del cerebro como si fueran dos secciones de una gran empresa e imaginemos que el lado izquierdo es el departamento que recibe la información y, el derecho es el que la retransmite. Léase, por el lado izquierdo recibimos los datos sensoriales y por el derecho nos expresamos.
Para que estos departamentos se comuniquen necesitamos líneas de teléfono, es decir, los teléfonos internos de la oficina. En el caso de la mujer, hay entre cuatro y ocho veces más líneas de comunicación (el cuerpo calloso) que en el hombre, es decir, que por el sólo hecho de ser mujer, su cerebro transmite sus sentimientos y los verbaliza en forma mucho más rápida. Pero la oficina también necesita un centro de control (la cresta del hipotálamo), que en el cerebro del hombre es entre doce y dieciséis veces mayor que el de la mujer, con lo cual el hombre tiene un mayor control y tiene una mayor abstracción.
Estas diferencias son notorias y las podemos ver fácilmente en los niños pequeños cuando recién entran al colegio, ya que muestran una clara desemejanza por sexo...
Las niñas, aprenden inmediatamente todo lo que es letras –hablar y escribir–, a una velocidad muy superior que el niño; mientras tanto, el varón, en el campo de las matemáticas, geometría y sobre todo, lo que implique abstracción, saca una ventaja bárbara sobre el sexo femenino. Esto también tiene que ver, según se ha demostrado, con la fisiología del cerebro.
Lo más terrible de esta situación es que, a pesar de que las diferencias son innegables, marcadas y visibles, se haya llegado a tal punto de ceguera ¡que se las niega rotundamente!
Con solamente ver a un hombre y a una mujer, la diferencia es evidente; sin embargo, hoy en día, nos esforzamos en cerrar los ojos y decir: «¡No! ¡Somos iguales! ¡Una mujer puede hacer lo mismo que un hombre!» y se suele añadir: «¡Y la mujer puede hacerlo mucho mejor!» (Con lo que se invalida, de hecho, la misma igualdad que se aparenta pretender).
No niego que una mujer sea capaz de realizar una serie de funciones que tradicionalmente hacía sólo el hombre, y que, a su vez, el hombre puede realizar funciones tradicionalmente femeninas; pero lo importante, es no caer en una competencia sin sentido que destroza a nuestra sociedad con una lucha absurda, en la cual parecería que estuviéramos en la ridículamente inmadura actitud de «¡te pruebo que yo puedo más que tú!», en vez de trabajar juntos y hacerlo cada vez mejor.
Me parecen muy acertados sus argumentos señor Badani,en efecto hoy pir estas ideas feministas qye cada vez cunden más se intenta tergiversar las cosas.
ResponderBorrarPara mi son muy ilustrativas sus publicacionesBadani espero poder conocerlo y dialogar en algun momento.
ResponderBorrarSi Ricardo. Una vez leí que incluso el color del cerebro es distinto,entre ambos sexos.
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