viernes, 7 de febrero de 2014

Rescatando el Matrimonio



     Obviamente, nadie quiere fracasar en el amor; y por ello, debemos empezar por entender que una pareja se compone de dos personas –esto es, una mujer y un hombre– que son como dos pueblos distintos. Para aclarar el punto, utilizaremos un sencillo ejemplo:

     Supongamos que el pueblo de Fémina quiere que exista un puente de comunicación con el pueblo de Andros, o viceversa.

     En este caso, sabemos que Fémina tiene interés, pero de Andros no sabemos aún nada.

     Existen, por lo tanto, tres posibilidades en una situación como la que aquí planteamos:

      Que Fémina le pida a Andros que construya todo el puente, lo cual podría ocurrir... o simplemente no ocurrir jamás.

      Que Fémina proponga que se construya el puente mitad y mitad, lo cual podría suceder... o quizás la gente de Fémina, se quede varada a la mitad esperando que los de Andros construyan su parte.

      Que Fémina construya todo el puente independientemente de lo que haga Andros, lo cual asegura que exista, al menos, un puente entre los dos pueblos y, con un poco de esfuerzo, existirán dos.

     Vemos así que la única forma que tiene Fémina de lograr asegurar la existencia del puente que desea... es asumir ella toda la responsabilidad. Si entonces Andros demuestra interés, las cosas se facilitarán enormemente; pero, aún si no lo hace, Fémina obtendrá –de todos modos– el puente deseado.

     Así como en los imaginarios pueblos de Fémina y Andros, el éxito en la relación de pareja, depende de que al menos uno de los dos tenga real interés y esté dispuesto a hacer el esfuerzo completo por salvar la Relación.

     El primer paso para mejorar una relación de pareja, es comenzar por reconocer que únicamente podrás alcanzar tu objetivo asumiendo tú todo el esfuerzo, independientemente de si el otro lo hace o no, sólo así podrás alcanzar el éxito y obtener los frutos que –te aseguro– no tardarás en gozar; pues no hablamos aquí de luchar por luchar, sino de hacer un esfuerzo –por grande que éste sea– a fin de poder obtener la relación satisfactoria y perdurable que deseas.

     Tal vez, a estas alturas, ya estarás pensando "¡Eso es injusto! ¿Por qué debo hacerlo yo todo y no solamente mi parte?".

     No puedes contar con que tu pareja haga todo el esfuerzo, ni siquiera puedes saber si recorrerá la mitad del camino; por lo tanto, mejor asegúrate de que –de cualquier manera– lograrás alcanzar tu objetivo y, tal como afirma el conocido dicho, "Si la montaña no viene a Mahoma... ¡Mahoma deberá ir a la montaña!".

     Aquí no hablamos de un estoico sacrificio, sino de invertir amor para obtener una relación de amor satisfactoria y perdurable.

     Es tiempo ya que dejemos la absurda idea de que una relación de pareja no es más que un contrato, en el cual cada uno de los socios vela por sus propios intereses, y asume tan sólo "lo que le toca"... siempre y cuando el otro también haga "su parte", porque "eso es lo justo".

     Dejémonos, por tanto, de considerarnos las "víctimas de las circunstancias" con preguntas tan absurdas –por no decir idiotas– como: "¿Por qué me pasa todo esto a mí?", y empecemos a preguntarnos: "¿Qué errores estoy cometiendo yo, para que me esté sucediendo esto?".


     El primer paso es empezar por entender que hombres y mujeres somos distintos, pensamos distinto y sentimos distinto.

     Hablemos claro:  Los matrimonios mueren, generalmente, en la cama , pues es allí donde hay –o debería haber– un tipo de entrega y comunicación que está más allá de las palabras. Quizá lo entendamos mejor si usamos el término Bíblico para las relaciones sexuales, el cual, peculiarmente es "Conocer".

     En efecto, podemos fácilmente comprobar que es, en las relaciones sexuales, donde –tarde o temprano– ambos se muestran tal y como son y, por tanto, donde puede producirse un mayor nivel de integración... o de separación.

     Estamos de acuerdo en que el sexo es natural e inherente en el ser humano, pero ser expertos en el arte de amar con el cuerpo y tener relaciones plenamente satisfactorias requiere de un aprendizaje muy concreto para desarrollar tanto la resistencia física, como la parte técnica, tal como un pianista requiere prepararse con ejercicios de dedos y técnica antes de poder interpretar correctamente una pieza, expresando el adecuado sentimiento.


2 comentarios:

  1. buenas tardes, quisiera saber cómo apoyar a mi pareja que me parece sufre disfunción eréctil y creo que es por causas psicológicas muy antiguas. no sé si suugerir algo o solo construir el puente, no sé cómo abrir esa puerta... gracias

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    1. Puedes escribir a badani.consultas@gmail.com
      http://ricardobadani.blogspot.pe/p/asesoria-distancia.html

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