Hermano Guerrero:
¡Por todos los Dioses! ¿Qué han hecho contigo...? ¿Qué te ha llevado a cambiar tu armadura por un jubón de niño y a atacar enloquecido a los que aún nos mantenemos firmes? ¿Es que ya ni siquiera reconoces a quienes fuimos tus compañeros de armas? Esto, sin duda, debe provenir un horrible maleficio lanzado por las brujas que ahora nos atacan desde todos lados, convirtiendo a los defensores en enemigos y envenenando a sus víctimas para lograr que actúen tan insidiosamente como ellas.
¿Ya no recuerdas cuando nos pusimos en pie y recibimos nuestras armas para asumir nuestro Destino Viril al atrevernos a pasar de protegidos a protectores...? Todo comenzó cuando estuvimos, al fin, preparados para cruzar el Umbral de la Responsabilidad, dejando de ser niños para convertirnos en adultos. Luego siguió una larga y dolorosa preparación para la lucha, enfrentando temores y soportando penurias hasta cruzar el Umbral del Valor y convertirnos en Guerreros. Pero un Guerrero puede también ser un malvado bandolero que abuse de su fuerza para dañar a quienes debía proteger, de modo que tuvimos que comprender y asumir nuestra responsabilidad moral, cruzando el Umbral del Honor para convertirnos en Caballeros. Llegados a ese punto, sólo quedaba la Decisión final... El Voto de darlo todo por aquéllas que se confiasen a nuestra protección, con lo que nos llevó a cruzar el Umbral del Sacrificio para convertirnos en Paladines. Y todo esto nos comprometía a cumplir nuestro deber sin tregua ni descanso... un deber duro, agotador por cierto, pero al que nos animaba la visión de la felicidad de aquéllas a quienes lográsemos rescatar.
Sin embargo, todo Guerrero alberga la esperanza de — algún día feliz — poder encontrar a aquella mujer que no sólo se acoja a la protección de su espada, sino que se entregue totalmente a él, suplicando pertenecer, seguir y ser el descanso y placer de aquél que ha demostrado ser su Paladín. Y allí yace el milenario Secreto de la Felicidad Eterna que los Antiguos conocían desde los tiempos más remotos: La Mujer entrega su vida al Hombre en forma total e incondicional, dando un ejemplo vivo de Amor, lo que da un toque de suavidad a la dureza de él y le enseña las delicias del Amor sin límites. Y — equilibrando la balanza — el Hombre está entonces dispuesto a dar la vida por aquélla que le ha entregado hasta su propia vida a él, y hará cualquier sacrificio por protegerla, enseñándole el verdadero significado de la Fuerza Viril. Con esto, él se convierte en el Escudo que protege el Corazón del Hogar y ella es la Vaina que envuelve a la Espada en su suave obscuridad para que conserve su filo.
Pero la función de un Paladín no es luchar por luchar, sino usar su espada para proteger a las doncellas... y decapitar a las brujas que amenazaran con envenenarlas. Y esto último es lo que pareces haber olvidado al enfrentar brujas que te han convencido de que son doncellas; de modo que tú, ahora, ya no logras distinguir a las unas de las otras... de no ser así, no te hubieras rebajado hasta ofrecer tu espada al servicio de aquéllas a quienes antes combatías. Por desgracia, ese discernimiento es imprescindible a tu función de Paladín pues, al asumir tus Votos y al recibir a la que se proclamó tuya juraste protegerla de todo y de todos... y eso incluía el protegerla de sí misma cuando se viese confundida, pues es entonces que tu Fuerza Viril debe proporcionar la Firmeza que impida que ella se extravíe y tropiece. Pero ya no pareces entender ni eso, de modo que déjame recordarte el por qué de tu cargo de Paladín y el profundo sentido de tus Votos de Hombre...
La Mujer, en su inicio animal, es toda Carne. La manejan sus emociones e instintos. Nunca será capaz de razonar fríamente como tú lo haces pues su mismo cerebro no está capacitado para hacerlo. Esto la pone, sin embargo, más cerca del “aquí y ahora” y la abre a la Naturaleza que la rodea — y al Placer que su cuerpo encierra para dar y recibir — en una forma que tú jamás podrás imaginar. Y la Mujer se hace realmente humana cuando antepone su Corazón a su Carne y logra que sus sentimientos dominen a sus instintos, lo cual ocurre con el despertar del Amor... y eso sólo lo puede producir el Hombre que habrá de poseerla y gobernarla por el resto de su vida. Pero su animal humano sigue allí, al acecho, y la hace perder a menudo las riendas, a menos que tenga a su lado quien la controle y proteja de sí misma, pues una Mujer, cuando la invade la furia, es capaz de destruirse a sí misma y a los suyos con tal de dar rienda suelta a su rencor. Por eso la Mujer requiere del control constante de un Hombre capaz de gobernarla... lo cual obliga a ser más fuerte que ella para conquistarla primero y protegerla después.
Por otro lado, el Hombre, en su inicio animal, es todo Mente. Busca lo práctico y lo provechoso, y elabora planes sistemáticos para alcanzar sus metas. Razona fríamente — demasiado fríamente — y, al hacerlo, puede llegar a “desconectar” sus emociones... y esa es su mayor debilidad. Porque lo único que hará humano al Hombre es — como en la Mujer — el toque del Amor, el cual habrá de aprender con el ejemplo de abnegación y entrega que verá en la Mujer. Ese ejemplo que vio primero, como niño, en su Madre... y ese ejemplo que habrá de encontrar en la que llegue a ser su Compañera para toda la vida. Con eso, el Hombre verá la trascendencia de las cosas y su Visión de Hombre se abrirá a ver un Sentido superior en el Universo, con lo cual su Mente práctica dejará paso a una comprensión profunda de lo Espiritual que lo llevará a una Unión trascendente, total y definitiva con la Mujer, tal como en el Universo la Unión de lo Masculino y Femenino es la Fuente de la Vida y el Gozo para todos los seres.
Pero, para lograr la Unión perfecta, cada cual debe cumplir el Rol Natural que le corresponde, pues el Universo no tiene lugar para lo forzado y artificial que sólo contaminan nuestro hábitat y envenenan a todos los seres que lo habitan. Y allí es donde el Paladín es indispensable para conservar el Orden y el Equilibrio que permiten la supervivencia de la Sociedad Humana... y hasta del Universo mismo. ¿También has olvidado el concepto de Cosmos...? Los griegos sabían muy bien lo que decían al referirse a nuestro Universo con ese término que — específicamente — significa “orden” o “estructura”. Porque el Orden Natural expresa la Voluntad de los Dioses que crearon este Universo y es ese mismo Orden Natural el que lo mantiene funcionando. Cuando el Orden Natural se pierde, la Tierra se contamina y todos los seres vivos sufren debido a ello. Igualmente, cuando el Orden Humano se pierde o — peor aun — se trastroca, invirtiendo los Roles de Varón y Hembra, la Humanidad sufre los estragos de la mezquindad y violencia. Porque cuando las brujas logran que las mujeres — tanto las casadas como las doncellas — olviden los méritos y gozos de su delicada femineidad y dulce sumisión, sólo quedan rebeldía y rencor...
Hermano Guerrero, no te juzgo ni te condeno... soy tu Hermano, un Guerrero como tú alguna vez lo fuiste. Comprendo el sufrimiento y la desesperanza que te han llevado a este estado de locura desesperada, porque... ¿Qué debe hacer un Paladín cuando quienes se alzan contra él son los mismos que él ama y luchó por proteger? ¿Cómo alzar tu espada contra tus propios hijos e hijas, envenenados por su madre — ahora una bruja — para despreciarte y atacarte? ¿Cómo cortar la cabeza de aquélla a quien amaste tanto como para desposarla y protegerla durante tantos años? ¿Cómo defenderte de ellos sin dañarlos...?
La situación es dura y difícil, lo entiendo. Pero tu actual posición de darte por vencido te está llevando hasta la deshonra de convertirte en un rastrero seguidor de quienes envenenaron a los tuyos con su insidioso veneno en tu inútil afán de volver a unirte a ellos. Ese, definitivamente, no es el modo correcto, pues, aun si tuvieras el dudoso “éxito” de volver a ser recibido por quienes te arrojaron fuera, sería en términos de deshonra que no sólo te convertirían en un triste títere, sino que inculcarían en tus hijos la imagen opuesta a lo que ellos deben ser. Con eso, refuerzas la cruel victoria de las malvadas brujas y agravas el envenenamiento de los tuyos al no sólo rendirte, sino convertirte en el mismo mal que destrozó tu familia.
La solución no es esa... ¡la solución es seguir luchando! Seca tus lágrimas, que son indignas en rostro de Varón, y llora a solas o entre tus Hermanos Guerreros. Ponte en pie, liberándote del lodo pegajoso y fétido con el que tu autocompasión te detenía. Flexiona tus músculos, ponte de nuevo tu armadura y afila tu espada para la batalla. Entonces, párate firme ante los tuyos y diles: “¡No más!” No los ataques, pero no toleres más ataques. Cuando te ataquen, ignóralos y déjalos solos, batiendo ridículamente el aire. Si no puedes esquivarlos, sacúdelos con un planazo de tu espada y conserva tu posición.
Sobre todo, no dejes de recordarles quién eres tú... y quiénes son ellos. Recuérdales de tus luchas por su bienestar, de tus sacrificios y sufrimientos por su causa, de tu Amor que te hizo su Paladín. Pero no se los recuerdes con angustia ni súplicas... hazlo con la fuerte firmeza que caracteriza a un Guerrero. Declara... no expliques ni justifiques. Y, sobre todo, no permitas que esa mujer a la que una vez amaste — ahora convertida en bruja que tiene a tus hijos en rehén — logre convencerte que los errores de ella fueron culpa tuya, porque cada uno es responsable de sus propios actos y ella misma eligió su actual destino.
Si actúas así, tal vez aún estés a tiempo de rescatar a tu Familia... o, al menos, a algunos de ellos. No te garantizo nada, pues este Veneno inhumano intensifica sus efectos con el paso del tiempo y, si has esperado demasiado, es posible que ya sea tarde. Pero, si no obtienes resultados, no te quedes allí. Haz una Oración Fúnebre por quien alguna vez amaste... y continúa tu Camino, espada en mano, como el Paladín que juraste ser.
Señor Badani, usted es mi mentor. Cuando tenía 10 años veía "Noches de Badani" a escondidas, antes de ver "Cueros" en el canal 33 y tuve mis primeros conocimientos sexuales en parte gracias a sus programas.Un genio. Y este post es muy acertado. Saludos desde el fogoso Barranco.
ResponderBorrarEstimado “Tolerancio” déjame un correo electrónico para cuando desees conversar.
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