miércoles, 28 de agosto de 2013

¡Protejamos a los niños!


¡Sí... pero respetando a los padres!

     ¡Aceptémoslo! Cada vez que se trata de cualquier "tema de moral" salen a relucir los niños. Todo el mundo parece estar categóricamente de acuerdo en que "hay que proteger a los niños"... pero muy pocos parecen haberse dado cuenta de todo lo que la actual situación implica.

     Lo primero que tenemos que comprender es que el Estado no debe –en ningún caso– suplantar a la familia si queremos formar niños que sean un aporte positivo para nuestra Sociedad... Esto implica que el Estado debería fomentar, proteger, apoyar y respetar a la Familia como el medio natural de formación del ser humano.

     Y aquí debemos enfatizar lo de "respetar"... Los padres –según determina el Derecho y en casi todas partes del mundo– tienen la Patria Potestad, esto es, el derecho de decidir sobre la formación y destino de sus hijos mientras éstos sean menores de edad, no tocando al Estado, ni a la Iglesia, el entrometerse.
 
     Por desgracia, ese importante punto no se respeta... Por ejemplo: Usted tiene derecho a "elegir la formación de sus hijos", pero el Estado obliga a un Programa único que incluye cosas en que como padre usted puede muy bien no estar de acuerdo, en especial en lo que toca a Religión (si es que no profesa la del medio) y, más aún, cuando llegamos a la Educación Sexual, en que muchas veces se enseña a los niños criterios que no son compartidos por los padres.

     Creemos que deberían ser los padres los que decidan cómo formar a sus hijos en base a sus propias creencias sociales y morales, con Programas Escolares más flexibles y sin interferencia alguna ni del Estado ni, mucho menos, de la Iglesia... a menos que los mismos padres, como creyentes, deseen someterse a su jurisdicción.

     Pero hay un punto adicional que no debemos pasar por alto... Es el hecho de que no toca a los Gobiernos el suprimir cosas de adultos "para que los niños no las vean"... Claro que esto parece referirse sólo al sexo (siempre atacado) y no a la violencia (que sí vemos por todas partes).

     Esto es un doble perjuicio:

     Para el niño, porque pretende criarlo en una burbuja irreal, con lo cual no estará listo para enfrentar la propia sexualidad (y el mundo) cuando crezca.

     Y hay perjuicio también para los adultos, pues lesiona su Libertad de Elección en aras de un moralismo castrador que ataca todo lo que teme, amparándose en la fácil excusa de los niños.

     Como yo digo siempre, si esto sigue así, terminaremos por convertir el mundo en un Kindergarten para Adultos en aras del cuento de "proteger a los niños" y todos esos pequeños sobreprotegidos serán como "Niños Burbuja", incapaces de enfrentar y manejar adecuadamente la realidad sexual cuando sean adultos... como, por desgracia, ocurre ya hoy en día.

     Sigmund Freud, padre de la Psicología moderna (y autoridad indiscutible en el tema), afirmaba que "la etiología (origen) de toda neurosis… es sexual".
     Esto, concretamente, significa que nuestra ignorancia y las malas actitudes al respecto de lo sexual, adquiridas en la niñez, son las causas de nuestras depresiones, neurosis e infelicidad de adultos.
     La solución concreta que Freud daba para evitar este problema era que, antes de la pubertad, los niños pudiesen ver (y tocar) los órganos sexuales de adultos bien desarrollados de ambos sexos, observando muy de cerca una relación sexual completa y placentera entre los mismos y obteniendo respuestas francas a todas sus preguntas.
     Las pocas sociedades (como las de las islas polinésicas y las orientales) en que ha existido este tipo de libertad e información sexual, se hallaban verdaderamente libres de las neurosis que plagan nuestra sociedad… hasta que fueron invadidas y contaminadas por los consabidos fariseos que convierten el placer sexual en "delito contra la moral".

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