Navidades... ¿Paz y amor...?
¡Fiesta de la Hipocresía
que con descaro celebran
cristianos de pacotilla
que con una mano agreden
y con la otra se felicitan,
mientras hablan de virtudes
que ellos jamás practican!
Así estos Fariseos,
siempre ávidos de rapiña,
en tono inquisitorial
condenan y aun critican
la paja en el ojo ajeno
mientras ellos tienen vigas.
¡La tal “caridad cristiana”
es por su ausencia que brilla!
Viven de supersticiones
que no entienden, pero aplican:
Su pino, que es de los Celtas,
fertilidad significa,
su intercambio de regalos
proviene del Culto de Mitra
y sus lindos nacimientos
son ídolos de pacotilla.
Ignoran hasta la fecha
de su venida divina,
pues fallaron por siete años
y no atinaron ni al día,
ya que en el frío Diciembre
las ovejas morirían
de trasnochar los pastores
en las tierras palestinas.
Declaman sobre el pesebre
y la humildad que éste implica,
pero hacen derroche de lujos
y a los pobres ni los miran,
pues prefieren Reyes Magos
a pastores de provincia
que no traen regalos de oro,
sino su amor y comida.
Ahora, pasado el tiempo,
hasta los pobres imitan
el ejemplo de los malos
porque triunfan en la vida
y pasan la Navidades
con alegrías fingidas
cumpliendo con los rituales
del panetón y la misa.
Después... vendrán nuevas fiestas
por el año que termina
y habrán de iniciar el nuevo
con sus prendas amarillas
para propiciar al Oro,
viejo Dios de la Codicia,
que es el Señor al que sirven
y el único que los motiva.
Encima de esto, ¡no creen
que les toque esta coplilla!
“No es conmigo... Habla de otros...
Esto a mí no se me aplica...
¡Yo sí soy un buen cristiano!
¡Dios me ama e ilumina!”
Ser cristiano... ¡burda farsa
que ya nada significa!
Si Jesús volviese ahora...
¡seguro lo crucifican!
pero esta vez, ante todo,
los derechos venderían
a la empresa que más pague
por explotar la primicia
de la muerte en el Calvario
en transmisión exclusiva.
¡Fiesta de la Hipocresía
que con descaro celebran
cristianos de pacotilla
que con una mano agreden
y con la otra se felicitan,
mientras hablan de virtudes
que ellos jamás practican!
Así estos Fariseos,
siempre ávidos de rapiña,
en tono inquisitorial
condenan y aun critican
la paja en el ojo ajeno
mientras ellos tienen vigas.
¡La tal “caridad cristiana”
es por su ausencia que brilla!
Viven de supersticiones
que no entienden, pero aplican:
Su pino, que es de los Celtas,
fertilidad significa,
su intercambio de regalos
proviene del Culto de Mitra
y sus lindos nacimientos
son ídolos de pacotilla.
Ignoran hasta la fecha
de su venida divina,
pues fallaron por siete años
y no atinaron ni al día,
ya que en el frío Diciembre
las ovejas morirían
de trasnochar los pastores
en las tierras palestinas.
Declaman sobre el pesebre
y la humildad que éste implica,
pero hacen derroche de lujos
y a los pobres ni los miran,
pues prefieren Reyes Magos
a pastores de provincia
que no traen regalos de oro,
sino su amor y comida.
Ahora, pasado el tiempo,
hasta los pobres imitan
el ejemplo de los malos
porque triunfan en la vida
y pasan la Navidades
con alegrías fingidas
cumpliendo con los rituales
del panetón y la misa.
Después... vendrán nuevas fiestas
por el año que termina
y habrán de iniciar el nuevo
con sus prendas amarillas
para propiciar al Oro,
viejo Dios de la Codicia,
que es el Señor al que sirven
y el único que los motiva.
Encima de esto, ¡no creen
que les toque esta coplilla!
“No es conmigo... Habla de otros...
Esto a mí no se me aplica...
¡Yo sí soy un buen cristiano!
¡Dios me ama e ilumina!”
Ser cristiano... ¡burda farsa
que ya nada significa!
Si Jesús volviese ahora...
¡seguro lo crucifican!
pero esta vez, ante todo,
los derechos venderían
a la empresa que más pague
por explotar la primicia
de la muerte en el Calvario
en transmisión exclusiva.
Del Libro “En Aspas De Molino”, Diciembre de 2000
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